¿Comenzaron
los desajustes de la corriente llamada jet-stream a causa del rápido
cambio climático? La pregunta tiene agitados a los científicos este
invierno del hemisferio norte, pues los vientos de gran altitud se
han vuelto tan rápidos que perturban la duración de los vuelos. El
pasado 8 de enero, el vuelo 114 de British Airways entre Nueva York -
Londres duró sólo cinco horas, cuando normalmente toma cerca de
siete horas. El Boeing 777 coqueteó con la velocidad del sonido y
superó el récord de travesía en el Atlántico Norte de este tipo
de aparatos. El jet-stream, también conocido como corriente de
chorro del polo norte, sopla de oeste a este. La fuerza de los
vientos que se ha experimentado estas últimas semanas ha obligado a
un número cada vez mayor de aviones que vienen de Europa, y que se
ven cortos de combustible por el esfuerzo de ir contracorriente, a
hacer paradas de reabastecimiento antes de llegar a su destino final.
El pequeño aeropuerto canadiende de Goose Bay, en el extremo este
de Labrador y normalmente poco activo, ha tenido en diciembre y enero
la visita de un número irregularmente alto de Airbus y Boeings
obligados a cargar combustible. Algunos días puede haber hasta diez
aviones jumbo en la pista llenando el tanque al mismo tiempo, cuenta
a AFP el director de este aislado aeropuerto, Goronwy Price. "Cuando
el tiempo sufre episodios anómalos, recibimos un flujo continuo de
aviones que se paran a buscar kerosene. Cuando hay buen tiempo, no
los vemos", resume Price. Verdadero motor del clima en el
hemisferio norte, el jet-stream normalmente es más fuerte en
invierno porque esta corriente de altitud se forma por la diferencia
en las temperaturas del Ártico y los trópicos. A la altitud de
crucero de los aviones de línea, cerca de 10 km. sobre la superficie
del mar, los vientos pueden superar los 300 Km/h. Sin embargo, bajo
el efecto del cambio climático generado por la actividad humana, el
Ártico se calienta a gran velocidad; más rápido que otras partes
del planeta. Y, según los científicos, el derretimiento de los
hielos tiene, o tendrá, un efecto en el jet-stream. A la vanguardia
de la investigación sobre este fenómeno, Jennifer Francis,
climatóloga de la Universidad Rutgers en Nueva Jersey especializada
en el Ártico, busca desde 2012 desarrollar las herramientas
específicas para medir "la atmósfera caótica del jet-stream".
Hace algunos meses la climatóloga expuso sus primeras observaciones
y conclusiones a la Royal Society de Ciencias de Inglaterra. "El
jet-stream ha sido anormalmente fuerte estos dos últimos inviernos,
los ciclos meteorológicos ya no son regulares y se prevé que
ocurrirá lo mismo en los próximos años", observó Jennifer
Francis. Luego de 30 años de expediciones científicas al Ártico,
la experta está convencida de que "el cambio extremadamente
rápido" que se materializa con el derretimiento de los
casquetes polares "tiene un efecto en el jet-stream".
"Ciertos modelos muestran que su trayectoria podría cambiar y
que su velocidad podría acelerarse en un clima más cálido",
explica a AFP James Screen, experto en clima de la universidad
británica de Exeter. Autor de un artículo sobre el tema que será
publicado próximamente, Screen llamó a la prudencia: "Las
observaciones actuales no son suficientes para identificar una
tendencia", porque la ubicación y el poder del jet-stream
"varían mucho cada año". Por ahora, parece que el
derretimiento de los hielos y sus consecuencias en el calentamiento
de las temperaturas promedio del norte crean "un debilitamiento
de las capas inferiores del jet-stream", señaló Paul Williams,
climatólogo de la Royal Society. Basta que los aviones vuelen a
mayor altitud, comentó. Williams afirma además que el cambio
climático se traducirá en un aumento de las turbulencias. "De
aquí a 2050, el tiempo de vuelo se habrá duplicado a causa de las
turbulencias", advirtió. http://www.el-nacional.com
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