viernes, 6 de octubre de 2017

Artículo: La Meteorología y la Protección Civil

La Meteorología y la Protección Civil

Los primeros indicios de la meteorología se remontan a los orígenes de la humanidad y seguramente también lo son para la Protección Civil. La humanidad siempre ha buscado la forma de sobrevivir a través de diferentes medios que le permiten su sustentabilidad y lo protejan de cualquier amenaza, dice Jon Erickson en su libro Las Tormentas, “El hombre primitivo huía para buscar refugio mientras furiosas tormentas se abatían sobre él con sus oleadas de negras nubes, lazando rayos aun lado y otro, y ensordecido por el rugir de los truenos. Luchó contra vientos aulladores, lluvias cegadoras y las mortales piedras heladas que caían del cielo. Buscó desesperadamente la seguridad de las tierras altas cuando las repentinas inundaciones irrumpían en su pueblo y dejaba su mundo en ruinas. Fue alcanzado por el recorrido del embudo giratorio de un monstruoso tornado, cuya sola contemplación causaba un horror increíble.”
De hecho, con la aparición de los primeros humanos se inició la construcción del riesgo, al irse combinando la probabilidad de la presencia de una amenaza o peligro y sus consecuencias negativas. En términos generales y técnicos, el riesgo se representa por la expresión:
Riesgo = Amenaza x Vulnerabilidad
Donde la amenaza de acuerdo con la terminología de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (ISDR) es un fenómeno, sustancia, actividad humana o condición peligrosa que puede ocasionar la muerte, lesiones u otros impactos a la salud, al igual que daños a la propiedad, la pérdida de medios de sustento y de servicio, trastornos sociales y económicos o daños ambientales. La amenaza se determina en función de su intensidad y su frecuencia.
En tanto, la vulnerabilidad son las características y circunstancias de una comunidad, sistema o bien que los hacen susceptibles a los efectos dañinos de la amenaza.
Como podrá darse cuenta amigo lector de acuerdo con la expresión anterior, la amenaza y la vulnerabilidad por separado no representan ningún riesgo, es necesario que se junten o se combinen para generar la existencia de la probabilidad de riesgo.
En este sentido, las amenazas meteorológicas y climáticas (ciclones tropicales, tormentas locales, granizadas, tornados, nevadas, marejadas, inundaciones, sequias, olas de calor y de frío, El Niño, La Niña, etc) han representado y siguen representando el peligro más alto para la humanidad.
Así, lo confirman los informes de la Organización Meteorológica Mundial donde se establece que los desastres de origen hidrometeorológico son los que más daño ocasionan en el mundo. Por ejemplo, de los desastres reportados entre 1996 y 2007; las inundaciones representaron un poco más del 50% de la población afectada, generando el 30% de las pérdidas económicas de la totalidad de los desastres ocurridos. En promedio anual las inundaciones ocasionan más de 9,000 muertes, afectan a 115 millones de personas y provocan daños económicos del orden de los 19 billones de dólares.
Para el caso de México y de acuerdo con datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) dentro del periodo de 1999 a 2016 los fenómenos hidrometeorológicos representaron el 90.2% de las afectaciones, seguido por los químicos con un 5.1% (ver figura 1)
Afortunadamente la tendencia de la cantidad de fallecimientos en el mundo y en particular en nuestro país parece ir a la baja como se puede observar en la figura 2.
Así pues, los fenómenos meteorológicos y climáticos afectan de manera significativa a los centros urbanos y rurales, las actividades diarias y la propia salud de la población, la calidad del medio natural y por supuesto la economía nacional.
Por lo anterior, las ciencias de la meteorología, la climatología y en especial la hidrometeorología operativa adquieren una relevancia importante en especial en los países donde la ocurrencia de afectaciones por fenómenos meteorológicos es muy frecuente y con los costos más significativos.
Los productos meteorológicos operativos deben centrar gran parte de su atención en las actividades que tienen que ver con la Protección Civil, y varios estados de la República comienzan a desarrollar y consolidar sus propias áreas de meteorología para protección de la población. El Estado de Veracruz es pionero en esta unión estratégica y desde el 2008 integró un Centro de Estudios y Pronósticos Meteorológicos (CEPM) dentro de la Secretaría de Protección Civil de Veracruz (SPCVer), con excelentes resultados donde hay una retroalimentación directa y estrecha entre necesidades de la protección civil y productos y/o estudios que se realizan en el CEPM.
Diariamente se ponen a disposición del público y tomadores de decisiones información relevante para la prevención de riesgos hidrometeorológicos para la población. Esto es por prensa escrita, teléfono, correo electrónico, redes sociales, radio y televisión local. Se publican boletines, notas, avisos, pronósticos inmediatos y en caso de la presencia de un fenómeno atmosférico severo se emite la Alerta Gris.
El personal de CEPM está integrado por Licenciados en Ciencias Atmosféricas de la Universidad Veracruzana y elaboran y transmiten diariamente los 365 días del año, los pronósticos desde tiempo inmediato hasta a tres días. Tan solo en radio y televisión se tienen unas 35 intervenciones diarias de lunes a viernes.
Se ha adicionado una herramienta muy importante como es la implementación de un modelo numérico de pronóstico exclusivamente orientado a las necesidades de Veracruz, se corre dos veces diariamente y se puede consultar en la página de internet de la SPCVer.
Muchos retos quedan aún por cubrir, como son el mejorar la confiabilidad de los pronósticos y extenderlos a cinco o más días. Establecer pronósticos específicos de deslaves en laderas de montañas, apoyar a CONAGUA con sus pronósticos de inundaciones, monitoreo y pronósticos de procesos costeros. Estos retos se irán resolviendo en los siguientes años.