El
cambio climático está provocando problemas muy variados en muchos
de los ecosistemas y especies que habitan el planeta. El último
balance de víctimas explica el drama que está viviendo una especie
que cada vez tiene más dificultades para alimentarse porque el
calentamiento global está influyendo en la longitud de su pico. El
playero rojizo de la subespecie Calidris canutus canutus nidifica en
el Ártico y, en condiciones normales, las crías nacen justo en la
época en que se inicia el deshielo y aparecen grandes cantidades de
insectos, que sirven de alimento para estas aves. En los años en los
que el deshielo ártico se avanza -una circunstancia cada vez más
habitual por culpa del cambio climático-, las crías de playero
rojizo nacen cuando ya escasean los insectos y, en consecuencia, las
aves jóvenes reciben menos alimentación y crecen menos. En
principio, este menor tamaño no parece provocar daños importantes
pero el problema se agrava cuando los playeros rojizos realizan su
migración anual hacia África Occidental. Como era de esperar, los
ejemplares de estas aves que tienen un menor tamaño corporal tiene
también un pico más corto y, en consecuencia, no pueden alimentarse
de los moluscos que en condiciones normales extraen con sus largos
picos de la arena de las playas africanas. Los playeros rojizos más
pequeños se tienen que conformar con los moluscos más pequeños y
otros alimentos menos substanciosos que se encuentran en la parte
superficial de la playa y, también en consecuencia, ven como se
deterioran sus condiciones físicas y se pone en peligro su
supervivencia. La historia del círculo vicioso que el cambio
climático está provocando en la vida de los playeros rojizos se
explica esta semana con todo detalle en un artículo que publica la
prestigiosa
revista Science, con fotografía y titular destacado en portada.
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